Desde los primeros días de la civilización, el ser humano ha necesitado formas de definir fronteras, reglamentar accesos, y garantizar la seguridad tanto de bienes como de personas. Dentro de ese contexto surge lo que hoy conocemos como “torniquete” o “torniquete de acceso” (turnstile en inglés), cuya historia resulta más antigua e interesante de lo que muchos imaginan.
Origen en el ganado y los pastizales
El antecedente más remoto del torniquete lo encontramos en las zonas rurales del Reino Unido entre los siglos XVIII y XIX. Allí, los agricultores se enfrentaban a dos problemas: por un lado, proteger al ganado (y al cultivo) de depredadores, de animales ajenos al rebaño o simplemente evitar que los animales escaparan; por otro, respetar derechos de paso público (“right of way”) que permitían a personas moverse a través de ciertos pastizales.
Para resolver esto, comenzaron a usar cercos con puertas que se aseguraban tras el paso de las personas, pero también torniquetes rudimentarios que permitían que solo un humano pasara a la vez, impidiendo el paso de animales con pezuñas o de tamaño mayor. De esta forma, los agricultores podían mantener el ganado dentro del recinto, protegerlo, impedir que escapara, y al mismo tiempo permitir que los caminantes usaran el camino público sin dañar o molestar al ganado.
Estas primeras estructuras eran mecánicas, simples, basadas en un principio giratorio, cuya eficacia residía en su sencillez: un brazo que giraba sobre un eje, permitiendo un paso restringido, sin necesidad de intervención humana permanente. Esa funcionalidad básica del torniquete —control físico del paso— ya estaba presente desde sus orígenes rurales.
De los campos al comercio y al transporte: torniquetes en lugares concurridos
Con la Revolución Industrial y el crecimiento de las ciudades, aumentó la necesidad de ordenar y controlar accesos en espacios públicos cada vez más concurridos: mercados, estaciones de tren, metros, teatros, cines. Fue entonces cuando la tecnología del torniquete se adaptó para estos nuevos entornos.
Un hito clave ocurrió en 1916, cuando Clarence Saunders, fundador de la cadena de supermercados Piggly Wiggly en Estados Unidos, introdujo el primer torniquete rotatorio en un establecimiento comercial. El objetivo era controlar la salida de los clientes, de modo que no se escaparan mercancías sin pagar. En este sentido, el torniquete sirvió para reforzar la seguridad, controlar el flujo de personas, y reducir pérdidas por hurto, sin necesidad de vigilancia permanente en cada persona que saliera del local.
Más tarde, con el desarrollo del transporte urbano masivo, los torniquetes encontraron otro ámbito natural: estaciones de metro, ferrocarril, entradas a estadios o recintos culturales. Estos espacios necesitaban medios para:
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organizar filas, evitar aglomeraciones,
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asegurar que se pague el billete o se tenga el permiso adecuado.
El formato evolucionó: ya no sólo torniquetes de barra giratoria , sino también puertas automáticas y torniquetes de cuerpo alto, entre otros.
La aparición del torniquete en Chile
En Chile, la adopción de los torniquetes de acceso se ha dado en distintos ámbitos, apareciendo primero en el transporte público y luego descremando a edificios y comunidades vecinales.
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En el sistema de buses Transantiago se estableció la instalación de torniquetes en algunos buses para combatir la evasión de pasaje. Por ejemplo, en el año 2005 Subus tenía ya 670 torniquetes instalados en sus buses, y otras empresas del sistema implementaban dispositivos similares.
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En el Metro de Santiago, los torniquetes han sido parte integral del sistema tarifario desde sus primeros años de funcionamiento. En un inicio estos funcionaban exclusivamente con boletos, pero han ido evolucionando hasta hoy leer tarjetas RFID y códigos QR.
Evolución tecnológica: del control físico al control inteligente
Con el paso del tiempo, los torniquetes dejaron de ser solo una barrera física. Su evolución ha sido marcada por distintos avances, tanto de mecanismo como de tecnología de activación, control, monitoreo y seguridad.
Algunas de las etapas importantes:
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Mecanismos simples mecánicos
– Brazo giratorio accionado por fuerza humana.
– Dispositivos que sólo permiten girar en un momento de tiempo definido, con bloqueo si alguien trata de pasar sin autorización. -
Registro de paso y conteo manual
– Guardias o personal contando personas que pasan.
– Cupones, boletos o fichas que debían entregarse como confirmación. -
Automatización básica
– Sistemas de pago integrados (billetes, fichas, tarjetas magnéticas).
– Electrónica para bloquear o liberar el paso según si se ha pagado.
– Sensores que detectan paso (barras, puertas que detectan apertura/cierre). -
Integración con seguridad y sistemas de identificación
– Tarjetas RFID, lectores de proximidad, códigos de barras.
– Biometría (huella, reconocimiento facial) en algunos casos.
– Sistemas que se comunican con cámaras de vigilancia, alarmas, control de admisión. -
Medición y análisis de datos
– Contadores digitales que registran cuántas personas han pasado.
– Sistemas que generan estadísticas de flujo (picos de uso, horarios, tiempos muertos).
– Integración en redes más amplias de seguridad, control de aforo, incluso alertas cuando se supera cierta cantidad de usuarios.
Nuevo paradigma: el torniquete como un sistema integral
Hoy día, los torniquetes de acceso no se limitan a permitir o denegar el paso. Se han convertido en sistemas inteligentes que:
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Controlan cuántas personas están entrando o saliendo con precisión, lo que permite gestionar aforos, evitar aglomeraciones y mejorar la seguridad y confort del usuario.
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Aplican distintas tecnologías de activación: tarjetas, códigos QR, aplicaciones, biometría, reconocimiento facial, proximidad, etc.
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Proporcionan información avanzada sobre los patrones de acceso: en qué momentos hay mayor afluencia, cuales puntos de entrada son más usados, tiempos de espera, etc. Estos datos son útiles para la planificación operativa, mantenimiento, decisiones estratégicas, diseño del espacio físico.
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Aumentan la seguridad no solo con barreras físicas, sino con detección de intento de acceso no autorizado, duplicación de credenciales, alarmas, integración con CCTV y control de emergencias.
El torniquete moderno no es sólo una puerta de acceso, puede ser llegar a ser un ecosistema completo de seguridad , controlando y haciendo seguimiento a cada uno de los ingresos y salidas de cada torniquete.
Conclusión
El torniquete partió como una solución rústica para mantener el ganado en su lugar y controlar derechos de paso en zonas rurales. Con el tiempo se trasladó a espacios urbanos, comerciales y de transporte masivo como supermercados, estaciones de metro y estadios, donde se transformó en un elemento esencial para el orden, la seguridad y la gestión de flujos de personas.
En Chile, su implementación se ha dado tanto en el transporte público (Metro, buses con torniquetes para evitar la evasión), como en recintos deportivos, edificios institucionales y sistemas de control de acceso para la seguridad.
Hoy día el torniquete no solo permite el paso, sino que incorpora múltiples tecnologías de activación, sistemas de conteo, control de aforo, integración con datos, identificación, seguridad activa, etc. De esta forma, la tecnología del torniquete pasó de meramente controlar el paso, a contar cuántas personas pasaban, hasta obtener la información de acceso más completa y con la mayor seguridad posible.